Los alimentos ultraprocesados, o SAI (alimentos ultraprocesados), son principalmente refrescos y aperitivos producidos en masa, productos de panadería envasados, cereales con alto contenido en azúcar, pero también productos precocinados que normalmente sólo necesitan calentarse.
En un estudio reciente realizado por investigadores brasileños sobre el SAI participaron casi 11.000 personas. Los resultados mostraron que el deterioro cognitivo era un 28% mayor en ellos que en las personas que consumían ocasionalmente dichos alimentos. En Brasil, el número de personas obesas ha aumentado considerablemente en los últimos años. En el caso de los adultos, el porcentaje ha pasado del 12,2% de la población en 2003 al 26,8% en 2019.
Los déficits, que al parecer pueden deberse a los alimentos ultraprocesados, son especialmente evidentes en EE.UU. y el Reino Unido. Allí, estos productos representan más del 50% del consumo total de alimentos. Sólo esto ya es motivo suficiente para que el estudio, publicado en la revista médica JAMA Neurology, apunte a preocupantes consecuencias para la salud.
Nutrición y capacidad cognitiva
Sin embargo, algunos expertos creen que el estudio no confirma de forma concluyente las consecuencias para la salud. – Sólo muestra una relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el deterioro de las capacidades cognitivas», afirma el nutricionista Duane Mellor, de la Universidad de Aston (Reino Unido), que no participó en el estudio. – El problema es que se trata de datos puramente observacionales, por lo que sólo puede demostrarse la correlación, no la causalidad.
– Ya se sabe mucho sobre los efectos negativos de los alimentos ultraprocesados y su base científica, afirma Duane Mellor. Sin embargo, es difícil decir si estos alimentos son peores que una dieta rica en grasas, sal y azúcar.
Son muchos los factores que intervienen en el deterioro cognitivo. Podría ser, dice Mellor, que las personas cuyas dietas consisten en gran parte en alimentos ultraprocesados están comiendo menos alimentos saludables como verduras, frutas, frutos secos, semillas y legumbres. Entonces la dieta es claramente desequilibrada.
El deterioro de las capacidades cognitivas, que incluyen la atención, la memoria, el aprendizaje, la creatividad, la imaginación o incluso la fuerza de voluntad, también puede deberse a muchos otros factores. Entre ellas figuran la falta de ejercicio, el tabaquismo, el alcohol y las enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
La mala alimentación es la causa de muchas enfermedades
Aunque los expertos en nutrición, como Duane Mellor, evalúan de forma diferente los resultados de los distintos estudios científicos, coinciden en una cosa: la mala alimentación es dos de los mayores factores de riesgo para la salud humana en todo el mundo. Hay pruebas claras de que la obesidad es ahora un problema mundial mayor que el hambre en el mundo.
Los alimentos ricos en grasa, azúcar y sal -por muy procesados que estén- tienen una relación demostrada con la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y el aumento de la mortalidad general. Un informe reciente del Grupo Mundial de Expertos sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios, un grupo independiente de expertos en nutrición, mostraba que la población de los países en desarrollo, donde las ventas y, por tanto, el consumo de alimentos procesados crecen rápidamente, corre especial peligro en los próximos años.
Más del 90% de los niños de África y Asia sufren desnutrición. Sin embargo, casi tres cuartas partes de los niños con sobrepeso del mundo también viven allí, según el Informe Anual 2019 de UNICEF.